Relax desde el embarcadero

 

El humedal vuelve a estar de moda gracias a la televisión. Pero siempre ha estado ahí, con el inmutable poder de atracción de los paisajes con agua, y a pesar de su continua transformación desde que un antiguo golfo marino se cerró hace 6.000 años por la aparición de una franja de tierra (o restinga). Y más en invierno, cuando los arrozales han sido anegados. Entonces se confunden los elementos, el agua y la tierra, y los caminos desaparecen en la lámina que recubre el lago, luminiscente e infinita. Solo las simples construcciones que guardan los motores que acarrean el agua y las garitas para observar aves rompen la horizontalidad de un paisaje que revela toda su belleza en los atardeceres invernales.


El uso de la vela latina para navegar en la Albufera de Valencia es hoy mucho más que un deporte o una nota costumbrista. Varios factores parecían llevarnos a la extinción de estas pequeñas embarcaciones. Como la mecanización de las tareas agrícolas, la práctica desaparición de la pesca a causa de la contaminación y la vertebración de la comarca de l’Horta Sud en torno a la industria. El riesgo a perderlas ha de ser superado con programas de apoyo a la recuperación.




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